Los médicos diagnosticaron que el menor padecía plagiocefalia, un mal poco común que causa deformidades en la cabeza y que se produce por el peso que ejerce la cabeza del niño al dormir, lo que hace que se achate la parte que descansa sobre el colchón.
Esto se debe a que cuando un bebé nace, su cráneo está formado por huesos móviles que hacen más fácil su salida por el tracto vaginal. Lo huesos van adquiriendo forma y dureza conforme pasa el tiempo. Pero durante los primeros meses de vida, su estructura es maleable y la posición de los huesos puede cambiar.
La solución para Emilio fue usar un casco, diseñado y hecho en Costa Rica, durante 23 horas al día para corregir su deformidad y permitir el desarrollo adecuado de su cabeza. El casco obliga a los huesos y músculos del cráneo a crecer de forma correcta.
“Emilio lleva mes y medio con el casco. Hace poco tuvimos que hacerle un segundo casco porque ya su cabeza había crecido y el primer casco se le hacía pequeño. El tratamiento ha funcionado. Ya tiene sus orejas al mismo nivel y ya no se notan deformaciones”, comentó Boris Fernández, papá de Emilio.
La plagiocefalia es un padecimiento poco común, se da en 33 de cada 10.000 nacimientos. El Hospital Nacional de Niños internó el año pasado a cuatro pequeños con este padecimiento.
Muchos casos de plagiocefalia se corrigen por sí solos. Pero si el problema es severo, este puede causar daños en la vista y el oído del menor, ya que todos los conductos internos se ven afectados con la deformidad de la cabeza.
Como Emilio, más de 20 niños costarricenses utilizan estos cascos para encausar el crecimiento de su cabeza y evitar daños.
Esta técnica también corrige otra deformidad llamada craneosinostosis. Esta malformación se produce cuando las suturas –conexiones que separan a los huesos del cráneo– cierran de manera prematura y hacen que la cabeza crezca de manera anormal.
Este padecimiento se da en 40 de cada 10.000 nacimientos. El año pasado, el Hospital Nacional de Niños internó a 17 menores con este mal.
Los casos más severos de craneosinostosis requieren de cirugía para evitar que la forma y funciones del cerebro se alteren. El casco funciona posterior a la cirugía.
“El casco no es algo estético. Es cierto que muchas de estas deformidades se corrigen solas, pero también pueden afectar vista u oído del menor”, detalló el neurólogo Christian Núñez.
Tecnología médica. Los cascos son hechos por Dino Cozzarelli, estadounidense radicado en el país.
Son elaborados con colpolímero, material que ofrece estabilidad durante el crecimiento del cráneo.
Para confeccionarlos, primero se toma un molde de yeso con la cabeza del menor y con base en este se diseña el casco, con la forma en la que se desea que la cabeza crezca. El casco tiene varios huecos para permitir la ventilación de la cabeza y su estructura interna tiene espuma para mayor comodidad.
“Entre más pequeño sea el niño cuando se coloca el casco el problema se corrige más rápido. Sin embargo, no se recomienda en menores de cinco meses porque su cabeza crece muy rápido y habría que cambiar constantemente el casco. El casco se coloca los cinco meses, y dos meses después, cuando la cabeza del bebé creció, hacemos otro casco”, explicó Cozzarelli.
“Tampoco es bueno aplicar esta técnica en niños mayores de 18 meses, porque ya para esta edad la cabeza creció mucho y el problema no puede corregirse igual”, añadió.
Estos dispositivos tienen un valor de $750 (unos ¢390.000). La Caja Costarricense de Seguro Social no financia este tratamiento, pero la Junta de Protección Social ayuda en casos especiales.
Fuente: La Nación