MAYO 6, 2017 12:03 AM | ANGIE GUERRERO
Si observa detenidamente a Carlos García, notará en su piel las marcas de aquel 9 de abril. Son las secuelas de una descarga eléctrica que casi lo mata, hace 17 años.
Ese día, después del trabajo, este vecino de Alajuela, se subió al techo de su casa para arreglar la antena del televisor, sin pensar que ese día su vida cambiaría para siempre.
Sufrió 3 infartos y quemaduras en el 40% de su cuerpo.
También perdió la movilidad en su mano izquierda y una amputación en una pierna. Pero no podía rendirse: tenía una familia, dos hijos pequeños-de 3 y 1 años- que dependían de él, de su fuerza, su voluntad y sus ganas de luchar.
Pasó meses de muchas dificultades. Tenía que hacer rifas para salir adelante con el alquiler y comer.
Con los años ha podido estabilizarse y hoy, un puesto como guarda de seguridad, le ayuda a llevar sustento a su casa.
Gracias a una prótesis logró volver a caminar. No la enseña porque según comentó, es lo único de aquel episodio que todavía no supera del todo.
Hoy recuerda esos momentos agradecido con Dios, y con la segunda oportunidad que le dio, al quedar vivo.